Descorchados Argentina 2019

Una nueva Patagonia

Patricio Tapia

Enero 01.2019

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Es en el laboratorio de la bodega de Weinert, en Mendoza, que me entero. Hacia comienzos de 2000, la bodega ya echaba a andar su proyecto en el Hoyo, en la Provincia de Chubut, unos 1.200 kilómetros al sur de Mendoza.

Tres o cuatro años más tarde, el enólogo Hubert Weber me muestra en ese laboratorio una botella borgoña, sin etiqueta, con pinot noir dentro. Es la primera versión de lo que sería el primer proyecto en el sur de Sudamérica, 650 kilómetros más al sur de Río Negro, la región meridional con mayor tradición en este lado del mundo. Y el vino es una buena promesa que derriba, de un solo zarpazo, el mito de que allí abajo en el continente hace mucho frío o llueve mucho para pensar en producir vino. Pura fruta roja, ligera, refrescante.

Tras el ejemplo pionero de Weinert, han seguido varios más. Otronia, el más espectacular entre ellos, se ubica a orillas del Lago Musters, en el extremo meridional de la provincia de Chubut, a unos 500 kilómetros al sur de Epuyén. En 2007, el empresario Alejandro Bulgueroni (Bodega Garzón, Vistalba) junto al asesor italiano Alberto Antonini (Alto Las Hormigas) comenzaron a plantar viñedos allí. Hoy tienen 50 hectáreas y una bodega en ese lugar que es un desierto frío, con mucho viento, escasas lluvias y con veranos de 14 horas de luz diaria, lo que implica inmediatamente que la madurez de las uvas no es un problema.

Los primeros ensayos que hemos probado este año en Descorchados son auspiciosos. De plantas aún muy jóvenes, el Chardonnay Block #3 y #6 tiene aromas herbales y acidez intensa. El Pinot Noir Block #1 también muestra fruta, aunque quizás -y debido a la juventud de las parras- no con la intensidad que muestra el chardonnay.

También este año hemos probado dos proyectos en Trevelin, una antigua colonia establecidos por galeses en 1885, a unos 175 kilómetros al sur de Epuyén, por la Ruta Nacional 40. También allí la viticultura es nueva. Nant y Fal, una de las bodegas de la zona, se ubica junto al arroyo Nant y Fal y sus dueños, la familia Rodríguez, comenzaron a plantar viñedos hacia 2012. 

Los viñedos de Nant y Fal en Trevelin

“Nuestra primera cosecha fue en 2016, pero fue algo simbólico, apenas unos 300 kilos de pinot noir que nos permitieron producir 200 botellas”, recuerda Manuel Rodríguez quién, junto a su padre Sergio, lideran este pequeño proyecto que ya con su tercera cosecha ha logrado seis mil botellas, principalmente con pinot noir que corresponde al 80% de su producción de cuatro hectáreas.

Y se trata de un pinot delicioso, lleno de frutas rojas y una acidez punzante que parece venir del sur, de esas noches de temperaturas frescas que -en verano- pueden ir por los diez grados o menos, cuando en el día han estado por los 35.

El lugar, por cierto, es alucinante. Trevelin se ubica sobre la Cordillera de Los Andes, a unos 12 kilómetros de la frontera con Chile. Con alrededor de 1.000 milímetros de lluvias al año, el paisaje de montañas, arroyos, lagos y bosques tiene decenas de tonos de verdes y sí, claro que sí: Trevelin corrobora esa idea de que en lugares lindos nacen vinos buenos. Sin embargo, que sea lindo no significa que sea fácil.

Para Manuel la idea de un sur lluvioso es cierta, pero no en los meses de verano que es cuando la uva madura. “Ya desde comienzos de octubre aquí casi no llueve.” Asegura. El problema principal son las heladas que atacan todo el año, incluso cuando hay uvas a punto de ser cosechadas.

Las heladas son el principal problema de Trevelin y en eso está de acuerdo también Juliana Yagüen, miembro de la familia propietaria de Casa Yagüen, otra de las bodegas de la zona. “A veces las heladas de prolongan por doce horas.” Dice Juliana.

Para combatirlas, tanto Nant y Fal como Casa Yagüen han recurrido al costoso pero certero sistema de riego por aspersión. “En esas prolongadas situaciones de heladas, nosotros tenemos que gastar casi 50 mil litros de agua por hora, lo que nos salva, pero también es complicado porque la irrigación es exagerada, sobre todo cuando la uva ya está madura.” Agrega Juliana. En la zona han llegado a tener 20 heladas por período vegetativo, lo que es una enormidad en cualquier parte. Pero claro, están en el paralelo 42 y hay que tener eso en mente.

Casa Yagüen

Sin embargo, por el otro lado el frescor y la fuerza de los sabores frutales en sus vinos es algo que no se parece en nada a todo lo demás que produce Argentina. El Casa Yagüe Sauvignon Blanc 2017 fue una de las grandes revelaciones de este año en Descorchados y es una delicia de sabores cítricos y en nervio, en energía. Nunca nos habíamos topado con un blanco así en Sudamérica.

Trevelin, Epuyen y las orillas del Lago Musters se suman a una exploración intensa del sur del continente que otras bodegas, en el lado chileno, también realizan. Ribera del Pellín, Coteaux de Trumao o Trapi en Osorno y las aventuras de Viña Montes en la sureña isla de Chiloé, todo indica que es el sur en donde está uno de los futuros posibles del vino latinoamericano.


LOS MEJORES VINOS DE TREVELIN

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Casa Yagüe

Casa Yagüe Sauvignon Blanc 2017 Patagonia Argentina

Este Sauvignon viene de viñedos muy jóvenes, plantados en 2014 en el Valle de Trevelin, en la Provincia de Chubut, metido en la Cordillera de Los Andes, a unos 500 metros del río Futaleufú y a 12 kilómetros de la frontera con Chile. Es una zona muy fría, generosa en bosques, en paisajes salvajes y también en lluvias. Todo eso se refleja en este vino que está marcado por la acidez y por los sabores cítricos. Vibrante en todos sus sentidos, fresco, nervioso, tenso. Tienen que probarlo.

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Casa Yagüe

Casa Yagüe Chardonnay 2017 Patagonia Argentina

A unos 330 metros de altura, muy cerca de la frontera con Chile y a casi 1.900 kilómetros al sur de Buenos Aires, las lluvias son abundantes y el paisaje se llena de verde. Pero claro que hace frío y eso se traduce en este chardonnay que tiene notas cítricas en un cuerpo muy ligero, con una acidez muy presente. Los sabores cítricos mandan hacia el final. Un chardonnay muy de lugar, muy de ese paisaje y de ese clima.

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Otronia

Block #3 y #6 Chardonnay 2017 Patagonia Argentina

Los vientos y el frío que hay a orillas del lago Musters, en Chubut, han moldeado el carácter este chardonnay. Tiene aromas a hierbas, a menta y ruda en un cuerpo ligero, pero de acidez solo para temerarios, una acidez punzante, tensa, filosa, acompañada de sabores puros a frutas blancas y tonos minerales. De los dos vinos que hemos probado de Otronia, este chardonnay es el que nos parece la muestra más clara de este trabajo en progreso, una señal de potencial. En el futuro, quién sabe.

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Viñas del Nant y Fall

Nant y Fall Gewurztraminer 2017 Patagonia Argentina

Trevelín se ubica a unos 1900 kilómetros al sur de Buenos Aires, en la Patagonia Argentina. En términos de paisajes, es espectacular. Las montañas, los bosques, los lagos. En términos de vinos, el asunto recién comienza y hay un grupo pequeño de productores dispuestos a demostrar que, a pesar de las condiciones adversas, sobre todo en temperaturas, se pueden hacer muy buenos vinos. Este, por ejemplo, es una muestra de potencial. Un gewürz perfumado, pero no en extremo, con notas herbales y frutales en una boca tensa por la acidez y firme en textura. Ojo con Trevelín. Mucho ojo.

91

Viñas del Nant y Fall

Nant y Fall Pinot Noir 2018 Patagonia Argentina

Trevelín, en la Provincia de Chubut, a más de 1.500 kilómetros al sur de Mendoza y junto a la cordillera, es una zona poco habitual para la viticultura argentina. Fría, los vinos de la zona tímidamente comienzan a aparecer para aportar sabores muy distintos a los que estamos acostumbrados. Vean este radiante y jugoso rosado y verán de lo que hablamos. Hecho cien por cien con pinot noir, este vino huele y sabe a las frambuesas que crecen en la zona, en medio de bosques y lagos. Un vino para no parar de beber.

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Otronia

Block #1 Pinot Noir 2017 Patagonia Argentina

Este pinot noir se siente austero, con una acidez marcada y notas especiadas por todos lados. Los sabores frutales se sienten maduros, mostrando un tremendo contraste con esa acidez que crece y crece. Es un trabajo en progreso en una zona virgen y radicalmente opuesta a todo lo que se conoce de Argentina. Proyecto a seguir.